[sempre de acordo com a antiga ortografia]

quinta-feira, 15 de outubro de 2015



Santa Teresa de Ávila
 
 
No dia em que a Igreja Católica celebra o seu dia e, neste ano de 2015, o do grande jubileu do meio milénio do seu nascimento, gostaria de partilhar convosco um poema que os seus 'adeptos' ou sabem de cor ou têm muito presente.
 
Tanto para a minha mulher como para mim, está colado a uma memória indelével. Há cinquenta anos, na Faculdade de Letras, alunos que éramos da Prof. Maria de Lourdes Belchior, na cadeira de Lingua e Literatura Espanhola, tivemos a ...graça – não saberia aplicar melhor termo – de uma aula em que esta peça foi academica e admiravelmente analisada como jamais será possível repetir.
 
Ao trazê-lo aqui para a partilha, não poderia deixar de o articular com outra obra-prima, o conjunto escultórico de Bernini que logo nos assalta mal
‘que muero porque no muero’ de nós toma conta.


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VERSOS NACIDOS AL FUEGO DEL AMOR
 
Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

 
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.


Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

 
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.


¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.


Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

 
Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.


Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.


Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.


[Santa Teresa d’Ávila
Obras Completas, Burgos, Editorial Monte Carmelo]
 
 
 
 

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